miércoles, 22 de septiembre de 2010

Amarse con los ojos abiertos ( J. Bucay)


Amor y enamoramiento
De “amarse con los ojos abiertos”

Quizás la expectativa de felicidad instantánea que solemos endilgarle al vínculo de pareja, este deseo de exultancia, se deba a un estiramiento ilusorio del instante de enamoramiento.

Cuando uno se enamora en realidad no ve al otro en su totalidad, sino que el otro funciona como una pantalla donde el enamorado proyecta sus aspectos idealizados.

Los sentimientos, a diferencia de las pasiones, son más duraderos y están anclados a la percepción de la realidad externa. La construcción del amor empieza cuando puedo ver al que tengo enfrente, cuando descubro al otro.

Es allí cuando el amor reemplaza al enamoramiento.

Pasado ese momento inicial comienzan a salir a la luz las peores partes mías que también proyecto en él. Amar a alguien es el desafío de deshacer aquellas proyecciones para relacionarse verdaderamente con el otro. Este proceso no es fácil, pero es una de las cosas más hermosas que ocurren o que ayudamos a que ocurran.

Hablamos del amor en el sentido de "que nos importa el bienestar del otro". Nada más y nada menos. El amor como el bienestar que invade cuerpo y alma y que se afianza cuando puedo ver al otro sin querer cambiarlo.

Más importante que la manera de ser del otro, importa el bienestar que siento a su lado y su bienestar al lado mío. El placer de estar con alguien que se ocupa de que uno esté bien, que percibe lo que necesitamos y disfruta al dárnoslo, eso hace al amor.

Una pareja es más que una decisión, es algo que ocurre cuando nos sentimos unidos a otro de una manera diferente. Podría decir que desde el placer de estar con otro tomamos la decisión de compartir gran parte de nuestra vida con esa persona y descubrimos el gusto de estar juntos. Aunque es necesario saber que encontrar un compañero de ruta no es suficiente; también hace falta que esa persona sea capaz de nutrirnos, como ya dijimos, que de hecho sea una eficaz ayuda en nuestro crecimiento personal.

Welwood dice que el verdadero amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede llegar a ser, no solo por lo que es.

"El enamoramiento es más bien una relación en la cual la otra persona no es en realidad reconocida como verdaderamente otra, sino más bien sentida e interpretada como si fuera un doble de uno mismo, quizás en la versión masculina y eventualmente dotada de rasgos que corresponden a la imagen idealizada de lo que uno quisiera ser.

En el enamoramiento hay un yo me amo al verme reflejado en tí." Mauricio Abadi.

Enamorarse es amar las coincidencias, y amar es enamorarse de las diferencias.
de Jorge Bucay, libro: "Amarse con los ojos abiertos"

JEAN SHINODA BOLEN


ENTREVISTA A JEAN SHINODA BOLEN

Todo lo que ha aprendido lo ha explicado en sus más de treinta libros. En El millonésimo círculo nos propone que formemos círculos de mujeres. “Un círculo digno de confianza tiene un centro espiritual, un respeto hacia los límites y una poderosa capacidad de transformar a las mujeres que lo constituyen.” Pero llega más lejos cuando dice que los círculos de mujeres pueden acelerar el cambio de la humanidad. Está convencida de que la era patriarcal toca a su fin.

Jean Shinoda Bolen tiene 68 años. Es de familia japonesa y nació y vive en Los Ángeles. Doctora en Medicina, analista junguiana y profesora de Psiquiatría en la Universidad de California, está divorciada y tiene dos hijos. Cree que Iraq es Vietnam repetido una y otra vez, y que es una pena que tengamos que aprender a través de tanto sufrimiento. Dice que la espiritualidad une y las religiones dividen.

-¿Quejarse es perder el tiempo?

-¿Claro!

-Hay mucho que aprender...

-Por eso a mi me interesan las mujeres maduras, con humor y activas. A partir de los 40 años empieza lo mejor si eres capaz de darte cuenta de la cantidad de cualidades potenciales que hay dentro de ti. Entonces te entran ganas de convertirte en bruja.

-No se yo...

-Se lo diré de otra manera: una bruja es una persona con poder personal.

-Eso me gusta.

-Las brujas sabias dicen la verdad con compasión, y no comulgan con lo que no les gusta, pero no tienen la rabia de las mujeres más jóvenes. Algunos hombres excepcionales pueden llegar a ser brujas, los que tienen compasión, sabiduría, humor y no están supeditados al poder.

-¿Algo más?

-Sí. Las brujas sabias son capaces de mirar hacia atrás sin rencor ni dolor; son atrevidas, confían en los presentimientos, meditan a su manera, defienden con firmeza lo que más les importa, deciden su camino con el corazón, escuchan su cuerpo, improvisan, ni imploran, ríen, y tienen los pulgares verdes.

-¡...!

-Quiero decir que tienen mano con las plantas. Y también con los animales. Primero aprenden a amar lo que hacen, luego alientan a otros al crecimiento. Saben reconocer lo frágil y lo que tiene valor, y también lo que debe ser podado.

-¿Hay que esperar a la vejez para ello?

-Cuanta más edad, más camino aprendido. La observación compasiva de la vida de los demás te enseña mucho, y las mujeres sabias se pasan mucho tiempo observando. Algunas mujeres, muy pocas, son sabias a partir de los 30 o 35 años; esas a los 60 son increíbles.

-¿Qué nos quiere transmitir?

-Que las mujeres tienen la oportunidad de cambiar el mundo en las próximas décadas. Pero que si no lo hacen ya, probablemente ya no lo harán.

-¿Por qué dice eso?

-Tras el extremo feminismo de los 70, ahora el péndulo se haya en el centro por eso tenemos que aprovechar este momento. Las mujeres que se lo permiten pueden hoy llegar al equilibrio, a ser completas, fuertes y vulnerables al mismo tiempo.

-¿Un camino colectivo?

-Por supuesto. No tengo la menor duda de que un pequeño grupo comprometido puede cambiar el mundo. En realidad, así ha sido hasta ahora.

-¿Y cuál es el secreto para lograrlo?

-El millonésimo círculo. Yo aliento a las mujeres a formar círculos que tengan un componente espiritual. Simplemente escuchando los problemas, anhelos y miedos de otras mujeres y contando los tuyos, adquieres fuerza.

-Perdone, pero por qué en un círculo.

-Cuando uno está sentado en círculo y en silencio se da cuenta de que hay una conexión espiritual con poder transformador. Yo pertenezco a uno desde hace 18 años: encendemos una vela, guardamos silencio, contamos lo que nos preocupa, debatimos, y juntamos nuestras energías con un propósito.

-¿Convocan el poder interior?

-Interior y exterior. La espiritualidad, la física cuántica y el budismo dicen lo mismo: Todo y todos estamos interconectados y por tanto lo que cada uno haga influye en el mundo. Los círculos de mujeres transforman el mundo a través de la activación del campo mórfico de la teoría de Rupert Sheldrake.

-¿El centésimo mono?

-Sí, este biólogo desarrolló la hipótesis de que cuando una masa crítica de monos llega a un determinado conocimiento, este se transmite de forma intuitiva e instantánea a todos los miembros de su especie... Del mismo modo, un número crítico de círculos de mujeres puede activar las cualidades femeninas tan necesarias para que el mundo cambie.

-¿Porqué no círculos mixtos?

-Entre mujeres hay una conexión natural. Algunos estudios evidencian que cuando una mujer que sufre estrés habla con otra mujer, ambas liberan la hormona de la maternidad que provoca que el estrés descienda.

-Curioso...

-Si las mujeres estuvieran implicadas en los procesos de paz, todo sería más fácil, ¡pero si los que la negocian son machos alfa...!

-¿Qué ocurre cuando se encuentran un hombre y una mujer estresados?

-Cuando un hombre estresado se encuentra con otro, segregan testosterona, que provoca huída o enfrentamiento. Pero si ese mismo hombre se encuentra con una mujer que le comprende, una bruja sabia, su adrenalina baja y su autoestima sube. Y basta solamente con que se siente a su lado.

-Es bonito eso que dice.

-Estamos llenas de recursos poderosísimos a los que no prestamos atención, como por ejemplo el conocimiento intuitivo. Estos conocimientos se pueden desarrollar en los círculos.

-¿Que camino interior propone?

-Sea auténtica, sea consecuente con su persona interior y averigüe qué quiere hacer con su preciosa vida. Desde fuera intentarán contestar por usted a las preguntas esenciales, no lo permita. Desvele qué tipo de arquetipo domina en usted.

-¿A qué se refiere?

-Sus patrones internos, que yo resumo en siete arquetipos de diosa. Cada mujer tiene dos o tres dominantes, que van desde la autónoma Artemisa y la fría Atenea, hasta la nutritiva Demeter, la creativa Afrodita, o Hera, la diosa del matrimonio. (Nota de la redacción: Podéis hacer este trabajo con su libro Las diosas de cada mujer)...

-No será tan simple.

-No. Pero si podemos llevar una vida en la que el arquetipo dominante y nuestro rol en la vida coincidan, nos sentiremos satisfechas.



Fuente: Entrevista publicada en La Vanguardia

lunes, 6 de septiembre de 2010

El mensajero


En un país y una época muy lejana, miles de peregrinos se dirigían hacia un santuario.
Había una posada en el camino y un anciano estaba sentado a la puerta mirando el rio de gente pasar. De pronto vio a un hombre extraño, muy delgado, altísimo y vestido con un ropaje muy diferente al resto. Le preguntó:
- ¿Quién eres?, no pareces peregrino.
- No, no soy peregrino. Soy el mensajero de la muerte y me dirijo al
santuario para cumplir con un encargo de llevarme 500 personas.
- ¿y cómo vas a realizar tu trabajo?
- Sembraré el cólera. En un lugar con tanta afluencia de gente y tan malas
condiciones, lograré mi cometido con rapidez y muy fácilmente.
El extraño personaje continuó su camino.
A los pocos días los peregrinos comenzaban a retornar. El anciano pregunto a dos de ellos:
- ¿Cómo fue todo?
- Bien, pero sobrevino el cólera y mucha gente murió
- ¡Ah sí! ¿Cuánta gente?
- Unas 2000 personas
- ¿tantas? No puedo creerlo
- Puedes estar seguro y quizás fuesen más, una lástima.

El anciano caballero decidió esperar al mensajero para preguntarle por qué había cambiado su encargo de aquel terrible modo. Y finalmente lo vio llegar:
- ¡Deténgase!!! ¿Es usted el caballero con el que hablé hace unos días?
- Sí señor, yo soy
- ¿No me dijo Ud. Que tenía el encargo de llevarse 500 vidas?
- Sí, así es. Y eso es lo que hice.
- Pero murieron muchos más
- 2200 exactamente
- ¿Y cómo pudo hacer una cosa así?
- Señor mío, yo solo cumplí con mi misión, vine a llevarme
quinientas vidas y me las llevé. . . . . . . el resto murieron de miedo.